Cuando se es profesor de Historia, no siempre está bien visto que uno recurra al humor con motivo del estudio o la reflexión sobre asuntos y temas del pasado particularmente graves. También, por qué no negarlo, este cierto comedimiento tiene su origen en que no siempre se está precisamente ingenioso, con el humor se entiende. En este sentido recuerdo mucho alguna interesante reflexión oída y emitida por mi parte con motivo del estreno de la extraordinaria película de Roberto Benigni, La vida es bella. Una fábula, casi una comedia, casa mal con la gravedad extrema del asunto de la persecución de los judíos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. El director italiano logra, en cambio, que el espectador sonría, incluso que se ría, pero que al mismo tiempo se acerque con proximidad pero con enorme respeto, a una realidad tan monstruosa como no muy alejada en el tiempo. Ese es su mérito y también su éxito.
En un instituto las pretensiones creativas no pueden ni tienen por qué llegar tan lejos, claro, pero no por menor en número y en formación media, nuestro público adolescente puede ser expuesto a nuestro capricho "creativo". Con motivo de la tarea número..., me pierdo, relativa a la elaboración de una actividad virtual de apoyo al comentario de texto, he puesto a Seymour Skinner, director de la elementarísima escuela de Springfield, como tutor virtual de un proyecto telemático colaborativo que une su centro con mi instituto. Poner a Skinner, saeteado por el mal humor y las cajas destempladas de Bart Simpson, explicando los secretos del franquismo gracias a sus "conocimientos" de Historia adquiridos durante la Guerra del Vietnam como boina verde... no sé, tal vez sea algo fuerte para algunos y algunas. Intento combinar ingenio con corrección. Espero conseguirlo. Y es que con las tareas de este máster, la verdad, es que el sentido de la creatividad acaba agotándose. Es tanto y tan variado lo que se pide. Un ciberprofesor cercano a un superteacher del ingenio, vaya.
Cuando escribo esto, estoy a punto de marchar a mi centro de trabajo. Las clases ya han terminado y me espera una abrumadora tarea de burocracia la mar de estúpida. Parece que en el mundo de la "formalidad educativa", las nuevas tecnologías han venido, lejos de a reemplazar trabajo improductivo, a ampliarlo aún más. Hoy oiré, no me cabe la menor duda, algún argumento tecnófobo en torno a este tema. Menos mal que llegará la tarde y con ella alguna ilusión propia, y también compartida, como el deseo de ver según apunte la noche una nueva victoria de nuestra selección en el Mundial de Alemania.
Que el horóscopo les depare buenas noticias en la jornada.
Ánimo a todos y buen máster.
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