domingo, junio 25, 2006

TECNOLOGÍA EDUCATIVA EN RYDELL HIGH SCHOOL

Los chicos y las chicas de Grease fueron distinguidos por una cadena de televisión -la novedad comunicativa de masas de los cincuenta- con la selección del Rydell High School para protagonizar un programa. Razón: el instituto reflejaba los valores, la organización, la enseñanza de un "instituto medio" de EE.UU. Algo así como el Springfield de los Simpson, el nombre evocadoramente primaveral que se repite en más de cien ciudades de EE.UU. a cual más parecida. La imagen de este aula, con sus alumnos y su envarado profesor de Geografía, seguro que entonces esta imagen pasaría por vanguardista. Hoy está claro que no es el paradigma de aula.
Todos miran a la cámara porque ésta se sitúa en la misma puerta por la que hace acto de presencia, atareada, formal, formalísima, Sandy (Olivia Newton John). Está claro que el oficiante es el profesor y toda la orquesta, atenta, está orientada hacia él, esperando instrucciones que, en su momento se dieron. La diligencia de los alumnos ultimando alguna tarea individual delata. Está claro que el profesor no está muy influido por las estrategias docentes que postulan el trabajo asociativo, no. Tampoco parece que la interacción entre éste y los alumnos sea grande, ni entre éstos, separados, cada uno en su pupitre, inmersos en su mundo de aprendizaje instruccional propio, poco interdependiente.
Alguien puede decir, !qué simplificación! Por una imagen, por una escena corta de una película, no podemos juzgar tanto, ni tan mal, pero sí en cambio podemos apuntar algunos aspectos relevantes. Por ejemplo, no sé si a ustedes, pero a mí sí me llama mucho la atención la presencia en primera línea de esa gigantesca máquina de escribir. Rydell High School está poblada de ellas. Ni que decir tiene que la directora, la Srta. McGee tiene una en su despacho. Pero nadie escribe en ellas. Y yo me pregunto, ¿qué utilidad puede tener esa máquina en una clase de Geografía? Alguien en su momento seguro que propuso una "maquina de escribir" por aula como equipamiento imprescindible y... bueno, el resultado el que se ve y se intuye cincuenta años después.
Algo parecido, salvando las distancias, ocurre en nuestros centros con la sempiterna propuesta de un ordenador por aula -y si se conecta con Internet, mejor-, que llevo oyendo años, y no precisamente por parte de los profesores más tecnófilos. Y yo ahora también me pregunto, ¿cómo se puede trabajar con un ordenador con veinticinco, treinta alumnos...? Uno navega y treinta miran desde el muelle el atraque. Ante esta respuesta, siempre alguien replica: "no, es para buscar información". Y entonces yo repregunto: ¿y cómo esa información se facilita a sus compañeros?, ¿se dicta? "No, se imprime", se contesta con seguridad. O sea, que el bien más preciado de un instituto, carísimo en su explotación cotidiana, la impresora, pues en el aula también, sin contar con las dificultades de edición de impresión que tiene mucho material Web. Y después yo pregunto. ¿Una copia para treinta? Tinta, tiempo, necesariamente alguna máquina de fotocopiado muy accesible, y seguro que aún ruidosa.
Mientras los alumnos no tengan ordenador portatil personal y haya la opción de conexiones inalámbricas en todo el centro, mientras eso no suceda, el aula específica con equipos conectados en red es la respuesta lógica, útil, flexible y eficiente a las necesidades de uso de TIC en los centros. Pero ya vemos, la obsesión de tener un procesador de texto en el aula, por poco viable que sea su uso, no es nuevo. Ya lo había en Rydell High School.

3 comentarios:

Beatriz Cecilia Crespo dijo...

Hola Luis

Solo te queria comentar que esta experiencia me ha dado la posibilidad de conocerte un poco mas y de sentir que a pesar de la distancia y de que tal vez nunca nos veamos en persona, vamos navegando todos juntos.

Beatriz Cecilia Crespo

Luis Miguel Acosta dijo...

Hola, Beatriz.
Me gusta mucho tu comentario. Es compartido.
El futuro suele reparar oportunidades insospechadas de conocernos personalmente. En todo caso, siempre nos queda la red. Si puedo ayudar en algo, no dejes de contactar conmigo.
Un abrazo.

Luis Miguel Acosta dijo...

Hola, Beatriz.
Me gusta mucho tu comentario. Es compartido.
El futuro suele reparar oportunidades insospechadas de conocernos personalmente. En todo caso, siempre nos queda la red. Si puedo ayudar en algo, no dejes de contactar conmigo.
Un abrazo.